Con recuerdos en la cabeza, uno llega a pillar nostalgia por momentos pasados, por cosa que nos sucedían, por lo que podíamos hacer, por lo poco que nos importaban otras cosas, y sobre todo, por la cantidad de amigos que hemos dejado en el pasado.
Ahora, echando una mirada a atrás, después de
un cuarto de siglo echado a la espalda, uno se da cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, y de todo aquello que fue efímero, pero que aún recuerda.
Hace pocos días hablaba con una compañera del trabajo, sobre las fiestas que hay ahora en verano, comentando que evidentemente, toda la "pandilla", no podía asistir, porque la mayoría ya trabajábamos. También es cierto, que es lo comido por lo servido, porque ahora tenemos más cosas, pero lo que es echa de menos, es lo que ya no tenemos.
Me apena también el recordar, que con los años, gente se viene si, pero también hay gente que se va, y gente con la que el contacto es mínimo. Pero, ¿verdad que alegran a uno esos encuentros esporádicos?
Yo ayer envié un sms a una vieja amiga de Zaragoza, que creo recordar que hará un par de años que no hablaba con ella. Y la verdad que ha sido una alegría el que me decidiera a enviarlo, porque la alegría me llegó a mi cuando me contestó. Y eso hoy se ha convertido en un mail.
Hoy no tenemos todo lo que teníamos ayer, tenemos cosas nuevas, pero lo bien que sienta poder volver la vista a atrás, y mantener una conversación, ¿verdad?
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